El porno ha cambiado. Años atrás aprendimos que bastaba una visita al hospital para ponerse las botas follando con enfermeras cachondas, y que si eras jefe de una oficina siempre tenías a una secretaria rubia, explosiva y con ligueros a tu disposición. Ahora la estética y la filosofía del porno han cambiado y, por tanto, podemos aprender mogollón de cosas nuevas. Cosas que en los ochenta y en los noventa eran impensables. He aquí algunas:
– Es fácil conseguir sexo ofreciendo dinero a una chica que encuentres por la calle.
– Al parecer todo cabe en un culo: desde bolas de billar hasta bates de beisbol, pasando por puños y consoladores gigantes.
– Hay mogollón de tías con capacidad para squirtar. Si aún no has dado con una es por pura mala suerte.
– Es imposible que una chica no lleve tatuajes, ni pírcings, ni tenga las tetas operadas.
– Incluso los freaks pasados de peso y con pollas de tamaño modesto follan con mujeres de bandera.
– Todas las mujeres son bisexuales. Los hombres, en cambio, son ferozmente heterosexuales, a pesar de que a menudo restriegan su polla con la de su compañero al compartir un coño o un culo.
– La primera cita siempre termina con sexo anal y corrida en la cara de la chica, cosa que al parecer les encanta. Esto también es válido para la primera vez.
– Según parece, a muchas chicas les chifla que hileras de desconocidos, gordos, peludos y con máscara, se pajeen y se les corran encima.
– También les encanta que, durante las felaciones, el pene les llegue a la garganta, provocándoles fuertes arcadas.
– Antes follaban repartidores de pizza y lampistas. Ahora lo hace todo quisqui.
– El ano de las señoritas siempre se encuentra impoluto, y a ellas les encanta meterse una polla en la boca después de que las hayan penetrado por detrás.
– Parece ser que unos cachetes en las nalgas y unas palabras soeces nunca están demás.
– Si te corres encima de una mesa o en unos zapatos tu compañera de cama se apresurará a lamerlo con deleite.
– El sexo vaginal de toda la vida es un simple preliminar inocentón. Ya hay muchos que consideran que una película sin sexo anal es, simplemente, erótica.
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